Una casa a la venta en un pasillo ubicado en Cerrito al 1400 es, desde hace por lo menos seis meses, el epicentro de un populoso after que se hace todos los sábados desde las 6 de la mañana y se extiende entre diez y doce horas. La situación tiene a maltraer a los vecinos de la cuadra que ven alterado su descanso por la música constante y a alto volumen que suena desde temprano.
“Los vecinos estamos cansados y nadie hace nada”, contó indignada una de las vecinas a Rosario3. Según explicó, la propiedad está ubicada al fondo de un pasillo que desemboca en el centro de manzana. Desde la calle no se escucha casi nada, pero el sonido retumba con fuerza en todos los edificios linderos, especialmente en los que tienen dormitorios al contrafrente.
Según señaló una de las damnificadas, ya hicieron múltiples denuncias al 147 y también a la policía, pero la situación no cambia. “Una vez llamamos a la policía, los interceptaron en la puerta, pero no pudieron ingresar. Les dijeron que necesitaban una orden y que adentro solo había tres personas”, relató la mujer.

Ante la falta de respuestas, comenzaron a investigar por su cuenta. Así fue como descubrieron que la casa está a la venta y que uno de los vendedores de la inmobiliaria que la ofrece sería el organizador del after. “Cuando vino la policía dijo ser el dueño, pero creemos que solo tiene la llave porque trabaja en la inmobiliaria”, señaló la vecina.
“Llamé a la inmobiliaria en varias oportunidades, les advertimos que íbamos a hacer una denuncia y nos dijeron que iban a hablar del tema para solucionarlo, pero evidentemente esto no sucedió”, lamentó la vecina.
⭕️ Una casa a la venta en un pasillo ubicado en Cerrito al 1400 es el epicentro de un populoso after que se hace todos los sábados desde las 6 de la mañana y se extiende entre diez y doce horas.
— Rosario3.com (@Rosariotres) May 20, 2025
��️ “Los vecinos estamos cansados y nadie hace nada”#rosario3 pic.twitter.com/OHD5J0K7cD
La tensión va en aumento. “En el pasillo vive un adulto mayor que ya no sabe qué hacer, y otro vecino casi termina a las piñas con los que hacen la fiesta. Colgó un cartel en la puerta del pasillo avisando que en esa casa no se puede descansar, para que lo vean quienes la van a visitar durante la semana”, agregó.
Además del insomnio y la impotencia, hay preocupación por posibles hechos de violencia extrema. “Les han tirado botellas desde los edificios, a veces están todos en el patio, y esto ya se vuelve insostenible", advirtió.